domingo, 29 de marzo de 2009

El festival del robot

Decir que fueron “opacados” suena un poco raro. Porque hablar de su show es comentar pura luminosidad y pirotecnia. Pero Kraftwerk estuvo nuevamente en Chile invitados (y admirados) por los estelares Radiohead, y en una condición secundaria, no como lo hicieron el año 2004 en el Estadio Víctor Jara donde ellos eran el número central. Por lo mismo, su show tuvo poca cobertura. Todos querían ver, oír, hablar y emocionarse con Radiohead.

Los mismos espectadores tuvieron poca paciencia con los alemanes y en algún momento se escucharon silbidos. Los que se animaron un poco sólo lo hicieron siguiendo la secuencia lógica de las canciones (¿?) en las cuales aparecía en pantalla cada palabra que debía ser pronunciada. Todo era en tono de juego y no prestando real atención al concepto que hay detrás de la “Central Energética”.

Pero bastaron un par sonidos salidos de su maquinaria para entender por qué son denominados como los padres de la música electrónica. Después de verlos en vivo uno entiende mejor de dónde viene Daft Punk, The Chemical Brothers y Orbital. Y lo que es más sorprendente aún, es que ellos lo comenzaron a hacer en 1970, sin siquiera tener todavía un computador de su parte. Su presentación en la Pista Atlética fue a base de puros calados: “The man-machine”, “Tour de France 03”, “The robots” y “Music non stop”, sonaron entre otros. Disfrutar en vivo y en directo “Trans-Europe Express”, el gran hit del cuarteto (alguna vez muy bien versionado por Señor Coconut) fue una experiencia inigualable e inspiradora. Sobretodo con el juego de imágenes proyectadas tras ellos, donde todo calza correctamente y ninguna proyección es dejada al azar.

Seguro que el show de Kraftwerk en esta pasada quedará en el olvido para muchos y como una anécdota para otros. Pero los que entendieron lo que hacen esos cuatro robotizados sobre el escenario seguro que gozaron por partida doble y se fueron a casa victoriosos tras encontrarse con Radiohead por primera vez y ver que las maquinas todavía pueden sorprendernos y hacernos mover el cuerpo.