martes, 21 de abril de 2009

¿Paga lo que debes, toma chocolate?

Los creadores de The Pirate Bay, el sitio más grande de intercambio de archivos a través de Internet en el mundo, fueron condenados a un año de prisión por violación de derechos de autor lo que reabre el debate acerca del download. ¿Está la Industria capacitada para superar la piratería?

¿Por qué pagar por algo que puedes obtener gratuitamente? Es la pregunta que se hacen diariamente millones de internautas que descargan discos, películas, libros, softwares y miles de cosas más a través Internet, y también la interrogante que abre el debate. Es el mismo cuestionamiento que se hicieron alguna vez los responsables de The Pirate Bay, el autodenominado sitio con mayor enlaces de descargas de material multimedia en archivos torrent, quienes han sido condenados en Suecia a un año de cárcel por complicidad en la violación de derechos de autor.

Peter Sunde, Fredrik Neij, Gottfrid Svartholm y Carl Lundström, son los cuatro condenados a pasar 365 días a la sombra, ya que en enero de 2008 habían sido acusados de violar los derechos de autor en Suecia y de "promover que otros pudieran violar los derechos de autor", según el fiscal que llevó el caso. La sentencia además incluyó el pago de 2.700.000 euros en concepto de daños que deberán abonar a Warner Bros, Sony Music, EMI y Columbia Pictures, los grandes de la industria del entretenimiento. A pesar de esto, los “piratas” han dicho que el portal seguirá funcionando escudándose en que ellos hacen lo mismo que Google, es decir enlazar archivos.

Panorama.

Discutir en tribunales sobre archivos bajados desde Internet no es nuevo, basta recordar lo que generó la popularización de Napster por allá a comienzos de esta década. A pesar de ello, las pequeñas batallas han terminado siempre en victoria para los usuarios que no han visto peligrar ni de cerca la posibilidad de seguir descargando lo que se les dé la gana. Pero en el último tiempo la balanza parece haberse equilibrado.

El diario El País, de España, presentó cronológicamente los sucesos que han sacado alguna sonrisa en quienes claman por poner fin a la piratería. Entre los hechos más destacados están: la entrada en vigencia de la ley sueca que persigue el intercambio ilegal de archivos y que permite la identificación del usuario que lo realiza para que indemnice a los creadores perjudicados; que la Asamblea francesa aprobó la denominada Ley Antipiratería, que prevé incluso cortar la línea telefónica al usuario que persista en las descargas ilegales; y que un juzgado de La Rioja condenara a un joven de 22 años propietario de una página de descargas ilegales a seis meses de cárcel y al pago de 4.900 euros por lucrar a través de dicha página.

Los empresarios de la industria del entretenimiento se soban las manos a la vista de los acontecimientos. Porque a pesar que un reciente estudio realizado por una prestigiosa escuela de negocios noruega asegura que las descargas gratuitas pueden incluso favorecer las ventas legales, ya que concluye que aquellos aficionados a descargar música gratis son a la misma vez más propensos a consumirla legalmente en la red en sitios como iTunes o Amazon, los mandamases del negocio no se quitan la venda de los ojos y sólo ven lo que quieren ver. Tal es el caso del director de EMI en Noruega, Bjorn Rogstad, quien ha señalado que "Hay una cosa que está clara, y es que aunque el consumo de música parece haber crecido las ventas no lo han hecho. La única manera de explicar esto es que las descargas ilegales son mayores que las legales". En esa sentencia, en esa rabia es dónde radica el problema. Y todo esto a pesar que las descargas legales cada vez dejan más dinero.

Pagar por pagar un archivo que puedes obtener sin desembolsar nada a cambio es una locura, sin dudas. Por eso, la Industria debería preocuparse y gastar más tiempo en crear un valor agregado a los productos para que así alguien se decida a gastar en ellos teniendo igualmente la posibilidad de bajarlos gratis. Como el caso de algunos vinilos que traen consigo un código para que la persona que lo adquiera también pueda bajarlo en formato MP3 y así llevarlo en su reproductor portátil. Pero no, ellos duermen con los dólares y euros bajo el colchón mientras el mundo gira a una velocidad mayor y las descargas peer to peer (P2P) no se detienen. Prefieren reclamar y no idear.

En el caso de la música, los propios creadores parecen haber encontrado la salida a la crisis de ventas. Tal es el caso de Marillion quienes vendieron uno de sus discos a través de su sitio web, directamente y sin intermediarios, obteniendo el 100% de las ganancias de la obra. Trent Reznor (NIN) ha hecho lo mismo y conocidísimo es el caso de Radiohead quienes casi regalaron su In Rainbows (2007) y aún así obtuvieron una importante tajada de lucas. Claro que estos últimos prefieren ganárselas tocando en vivo, tal como lo han hecho muchos otros como manera de asegurar un salario que les permita seguir haciendo carrera.

Por ahora la disputa seguirá en tribunales y en foros de opinión acerca del derecho de autor, la Industria seguirá ganando pequeñas batallas y en muchos países se asumirá la piratería con mayor importancia. Pero el torrente avanzará con mayor fuerza. Mientras los empresarios no entiendan este universo paralelo llamado Internet, quienes descargan por puro placer no tienen nada que temer.